El sábado 6 de febrero, viajamos con Enrique Argeñal, mi hermano musical, a la ciudad de San Pedro Sula para saludar a Gilberto "Quico" Chavarría. Enrique cumplía una semana de estar en Tegucigalpa, arreglando algunos papeles personales, a lo cual vino expresamente desde Washington, donde reside.
El viaje cumplía doble propósito: por una parte, ver a Quico con quien tocamos en el grupo Los Speed y quien está convaleciente de una reciente operación y por otra, darle oportunidad a Enrique de conversar con uno de los guitarristas hondureños que admira por su sencillez y por su forma tan elegante de tocar la guitarra.
El abrazo que al verse se dieron estos amigos, valió el viaje y seguidamente, nos fuimos al apartamento de Quico, ubicado en una zona de San Pedro Sula muy bonita y que yo no conocía. Allí de inmediato se encendió un amplificador y salió una guitarra eléctrica con lo cual, las tonadas abundaron.
Luego fuimos a almorzar juntos y la sobremesa se extendió por largas horas. Cuando ya tocó la hora del regreso, el sentimiento de los tres era que podríamos seguir conversando por días sobre nuestras experiencias musicales y sobre eventuales planes de hacer algún proyecto en equipo.
Personalmente, me sentí muy feliz cada minuto que pasamos juntos y mayor alegría era ver a este par de buenos amigos que se admiran y se respetan mutuamente. La música ha sido el medio por el cual nos hemos conocido, pero el sentimiento de amistad ha crecido enormemente entre nosotros.
Ojalá podamos hacer algo pronto, pienso que sería una actividad más que placentera tocar y cantar con Enrique y Quico. Dios quiera se de la oportunidad de hacerlo, por mientras los recuerdos de este viaje están a flor de memoria y sonrío al escribir estas líneas.
Gracias amigos por ser como son, excelentes guitarristas, pero principalmente grandes amigos!!!
El viaje cumplía doble propósito: por una parte, ver a Quico con quien tocamos en el grupo Los Speed y quien está convaleciente de una reciente operación y por otra, darle oportunidad a Enrique de conversar con uno de los guitarristas hondureños que admira por su sencillez y por su forma tan elegante de tocar la guitarra.
El abrazo que al verse se dieron estos amigos, valió el viaje y seguidamente, nos fuimos al apartamento de Quico, ubicado en una zona de San Pedro Sula muy bonita y que yo no conocía. Allí de inmediato se encendió un amplificador y salió una guitarra eléctrica con lo cual, las tonadas abundaron.
Luego fuimos a almorzar juntos y la sobremesa se extendió por largas horas. Cuando ya tocó la hora del regreso, el sentimiento de los tres era que podríamos seguir conversando por días sobre nuestras experiencias musicales y sobre eventuales planes de hacer algún proyecto en equipo.
Personalmente, me sentí muy feliz cada minuto que pasamos juntos y mayor alegría era ver a este par de buenos amigos que se admiran y se respetan mutuamente. La música ha sido el medio por el cual nos hemos conocido, pero el sentimiento de amistad ha crecido enormemente entre nosotros.
Ojalá podamos hacer algo pronto, pienso que sería una actividad más que placentera tocar y cantar con Enrique y Quico. Dios quiera se de la oportunidad de hacerlo, por mientras los recuerdos de este viaje están a flor de memoria y sonrío al escribir estas líneas.
Gracias amigos por ser como son, excelentes guitarristas, pero principalmente grandes amigos!!!
