sábado, 26 de febrero de 2011

Honduras Regresa a Viña del Mar 2011


Nuevamente Honduras, nuestro país, está presente en la 52 edición del Festival Internacional de Viña del Mar compitiendo en la categoría de Folclórico Internacional. Lo hace con la canción “Magdalena Se Me Va” de la autoría (letra) de Allan Martin, seudónimo con el cual participa el Dr. Christian Kafie y música del Maestro Osvaldo Espinal. La voz cantante la lleva el amigo Luis Bustillo, un buen cantante y músico, quizá poco conocido por el gran público, pero con bastante experiencia.

La noche del martes 22 de febrero, la segunda noche del Festival, al filo de las 21:30 horas, se presentó por primera vez esta canción que nos habla del clamor de un campesino ante la “huida” de su amada a la gran ciudad, quizá en busca de cosas modernas. Luis apareció con un traje de manta blanca y caites, pañuelo rojo al cuello y sombrero de junco, en resumen un elegante campesino. Respaldándole musicalmente vimos a nuestro buen amigo Nery “Chino” Lara haciendo percusión garífuna, Freddy Matute en los bongoes, Jorge García en las maracas e Iván Oseguera en la guitarra.

Interesante fue ver como las damas del cuadro coreográfico, que pertenece al Festival, adornaron con sus giros y baile la presentación de Luis y de nuestros músicos. Esta coreografía no había aparecido en anteriores ediciones. También el coro de la Orquesta Festival, cumplió con su cometido de hacerle respaldo a Luis en partes de la canción donde el pudo hacer un juego vocal de respuesta. Creo que vimos una canción de Honduras bien balanceada y presentada de buena forma.

Aunque había escuchado “Magdalena Se Me Va” gracias a la gentileza de Luis, quien me la mostró en su aparato celular, debo decir que me agradó mucho la simpleza del arreglo en vivo, la impecable musicalización de los instrumentistas y la sobria, pero muy honesta vocalización de Luis. Lució como hondureño del campo, regresó a las raíces y eso hay que aplaudirlo. Por radio, escuché a Osvaldo Espinal diciendo que lo había visto tal y como lo ensayaron en Honduras.

La canción aunque no muy profunda en su letra, muestra una historia bastante frecuente en nuestra sociedad, la mujer que cansada de vivir una monótona rutina, decide emigrar a la ciudad en busca de mejores horizontes. En este caso, su hombre le ruega que regrese a la tranquilidad del campo y por supuesto a sus brazos. La música en su ritmo me recordó las canciones de Guillermo Anderson, de hecho la instrumentación fue básicamente la misma que utiliza este otro gran exponente del arte musical hondureño.

Debo criticar acremente a la presentadora del Festival, quien con un nerviosismo impropio del escenario en que está, se olvidó de mencionar al Maestro Osvaldo Espinal como compositor de la canción, esto es quien hizo la música. Por el contrario mencionó a Christian y a Allan como si fuesen las dos personas responsables de la autoría, la parte lírica y la composición. Imperdonable error que parcialmente corrigió el cintillo del canal responsable de la emisión del Festival y digo parcialmente, pues nuevamente pusieron a Christian y a Allan como si fuesen dos individuos, siendo uno el nombre real y el otro un seudónimo.

Otro aspecto lamentable para los pocos hondureños que estábamos pendientes de la participación de nuestro país, fue que a la hora de emitir el voto de los jurados, el canal colocó un cintillo anunciando al siguiente artista y no pudimos ver como había sido calificada “Magdalena Se Me Va”. Apenas alcanzamos a ver un 4 y un 7 además de un signo de interrogación que corresponde al voto secreto del Presidente y vice-Presidente del Jurado. Escuchando a Osvaldo en la radio me enteré que estamos entre los cuatro mejores de seis que compiten. Luis tiene que hacer un gran esfuerzo la próxima vez que salga a enfrentar al público.

Quiero recordar que el año 2008 Honduras participó con muy buen suceso en esta misma justa musical. En aquella ocasión fue Jireh Wilson la intérprete de “Ay, Ese Amor”, también de la autoría conjunta de Christian Kafie y Osvaldo Espinal. La canción alcanzó el segundo lugar y Jireh se alzó como la Mejor Intérprete de aquel año.

Otro aspecto que llama mi atención es que el Festival nació como una competencia de canciones y ha venido derivando hacia un mero show con artistas de moda, tanto chilenos como de otras partes del globo. Esto hace que la competencia, tanto Folclórica como Internacional, pase a un segundo plano y la gente asista y esté más interesada en los consagrados que en las nuevas canciones, que dicho sea de paso no siempre son muy atractivas o impactantes.

Otro detalle interesante es que Honduras es el único país que en la competencia folclórica presenta un intérprete masculino, los otros cinco países muestran representantes femeninas. Podríamos decir que esta edición 52 del Festival es prácticamente un matriarcado. La competencia internacional muestra una proporción de 4 a 2 a favor de las mujeres y uno de los países, Ucrania, compite con un grupo de 5 jovencitas que hasta en Playboy han aparecido, ¿cuál será el quid del asunto?

Proporciones aparte, felicitamos efusivamente a Luis, a Christian y a Osvaldo por representarnos dignamente. Especial mención para los músicos que acompañan la canción, se han lucido. Ojalá nuevamente Honduras sobresalga con un puesto de honor en este evento artístico-cultural. Gracias muchachos por mostrar al mundo que aquí también hay arte musical y del bueno.

sábado, 12 de febrero de 2011

CELTIC WOMAN Songs from the Heart


El viernes 4 de febrero de 2011 disfruté de un banquete musical de primer orden. En la ciudad de Lakeland, Florida, una ciudad pequeñita, pero con un elegante y enorme complejo diseñado para albergar varios eventos a la vez, presencié el show “Songs From the Heart” (Canciones del Corazón) con que el grupo irlandés Celtic Woman daba inicio a su gira homónima por Estados Unidos.

Lo primero fue averiguar dónde quedaba Lakeland y cuando supe que Lakeland está ubicada a cuatro horas y media de Miami, me decidí a comprar los boletos electrónicos para el concierto. El día indicado, me levanté temprano y salí como a las 10:30 de la mañana, por la misma ruta que va hacia Orlando, al llegar a Yehaa Junction, me desvié por una carretera secundaria, la 60 que pasa entre granjas, fincas ganaderas, lagos y pueblos pequeños como Lake Wales y Bartow. Fue demás está decir, una interesante experiencia, ya que es una carretera angosta de sólo 2 carriles, uno de ida y otro de vuelta.

Llegué cerca de las 3 de la tarde y lo primero que hice fue acercarme al Lakeland Center Jenkins Arena, lugar del evento. Éste es una bonita estructura polifuncional de enormes proporciones, que tiene no sólo la Arena, sino además un teatro y una buena cantidad de salones para eventos sociales, conferencias y expos. Una vez ubiqué donde quedaba, aproveché para ir a almorzar y luego darle una vuelta al pueblo, que resultó chico, pero en general bonito. A las 5 de la tarde me estacioné en un parqueo cerca del Lakeland Center y me relajé en el carro. Puse la alarma a las 6 pm ya que las puertas abrían a las 7 y el concierto estaba programado a las 8 en punto.

Cuando la alarma sonó, dentro del carro me cambié camisa y me fui a ver si ya habían abierto el parqueo, resultó que si y presenté mi comprobante de acceso, me estacioné y me fui dentro del Centro a terminar de acicalarme. A las 7 en punto ya estaba haciendo fila para entrar al Jenkins Arena que es un gimnasio, pero acondicionado un poco mas de la mitad para el evento. El escenario era impresionante, estaba el piano del lado izquierdo y dos plataformas enormes a ambos extremos, cada una llena de instrumentos de percusión, incluidas dos baterías y un cerro de tambores, platillos y gongs a cada lado. Al extremo derecho, opuesto al piano estaba el bajo y varias guitarras.

El escenario estaba iluminado todo, con unas cortinas blancas gigantes alumbradas en tonos azules. Me tocó una ubicación muy buena, pues era a continuación de las secciones de sillas a ras de piso. Mi asiento estaba algo más elevado, viendo hacia el escenario de frente un poco cargado a la izquierda. El escenario no estaba a más de 25 metros de distancia, así que se miraba perfecto. Olvidaba mencionar que antes de entrar a la sección de sillas propiamente, en los pasillos había venta de souvenirs del concierto, bebidas, cervezas, vino y los infaltables perros calientes, hamburguesas, nachos, pretzels y pizza.

A las 8 en punto apagaron luces y comenzó el concierto con un tema titulado “The Call” (La Llamada) al que siguió la conocidísima “Fields of Gold” (Campos de Oro) de Sting. De las chicas cantantes que yo conocía en DVD, se presentaron dos, Chloe Agnus y Lisa Kelly, la tercera cantante fue Lisa Lambe, que según me enteré después, es nueva en el grupo. Chloe es algo rellenita, pero fungía como la líder. Mención aparte merece Mairead Nesbitt, la pequeña violinista de este grupo que en vivo es como un torbellino, baila y toca al mismo tiempo, recorre todo el escenario y va con unos vestidos abiertos que muestran sus bien torneadas piernas.

La primera y segunda parte del concierto (hubo un intermedio) fue sensacional. El repertorio muy bueno, las voces perfectas, un coro adicional de seis voces: tres damas y tres varones. Los músicos eran un pianista joven que con su instrumento y un sintetizador llenaba las canciones de excelente forma, el bajista Eoghan O’Neill, un guitarrista eléctrico y acústico llamado Des Moore que además interpretó la mandolina y el laúd, un gaitero de tipo irlandés (en la gaita irlandesa el aire sale a presión de codo) Tommy Martin que además tocaba las flautas, los dos percusionistas Nick Bailey y Ray Fean que conocen su oficio y en ocasiones se bajan de sus elevados escenarios a hacer demostración de habilidades y un gaitero escocés llamado Anthony Byrne, que fue anunciado como el mejor del mundo y para que quería más, cuando todos tocaban y cantaban, aquello era impresionante.

Las canciones se sucedieron en forma de voces solistas, dúos, tríos, solos de violín, de gaita escocesa e irlandesa, en fin una verdadera muestra de talento musical que duró hasta las 10:30 pm. Era una mezcla de canciones rítmicas y románticas o sentimentales en inglés, en dialecto galés y en italiano. La versión que hicieron de “Sail Away” de Enya fue magistral, con efectos de sonido y todo. Para las coreografías utilizaban velas, el baile y las composiciones de posición del coro para que el espectáculo fuese lo más dinámico y variado posible.

Cuando se juntaban a cantar las tres solistas más el coro, eran nueve voces sincronizadas y armónicas que hacían un ensemble potentísimo, a la vez que angelical. Cuando cantaron la canción de cierre “You Rise Me Up” (Tú me Levantas), la gente se puso de pie ovacionando, lo cual aproveché para salir, pues necesitaba volver a Miami esa misma noche. La canción de agradecimiento la escuché mientras iba hacia el carro, para evitar los atrasos de salida del parqueo.
Así que aún con la música resonando en mis oídos y las imágenes mentales de estas artistas irlandeses que son todas ejemplo de virtuosismo, tomé el camino de regreso.

No me importó que tuviera que desvelarme manejando, ni la soledad del camino, yo iba feliz y agradecido con Dios de haber tenido la oportunidad de ver a Celtic Woman en vivo.